MONTAIGNE Y RUY DÍAZ DE GUZMÁN EN LA TEMPESTAD
Por
Ana María Rossi de Borghini
¿Cómo entender que en la última obra de Shakespeare,
La tempestad, se mencione a Setebos, un dios
patagónico? ¿Cuál es la procedencia
del nombre Miranda, la hija de Mago Próspero? La utopía
que manifiesta Gonzalo sobre una república ideal donde el
hombre vivía en paz y armonía, sin leyes y comercio, ¿surge
únicamente de la inventiva shakespereana o procede de otra
fuente? El artículo que presentamos en esta sección de Teatro
de Temakel, esclarecerá los interrogantes antes
consignados. Originariamente, este texto consistió en un
trabajo presentado por su autora en las Jornadas sobre
Shakespeare en la Argentina, realizada en 1996, en el
Centro Cultural Ricardo Rojas, perteneciente a la Universidad
de Buenos Aires.
MONTAIGNE
Y RUY DÍAZ DE GUZMÁN EN LA TEMPESTAD
Por
Ana María Rossi de Borghini
" ...Ce qui me semble, a moi, le plus haut dans art
(et le plus dificile), ce n' este ni de faire pleurer...mais
d' agir a la facon de la nature, c' est-a-dire de faire
rever. Aussi les tres belles oeuvres ont cet caractere.
Elles sont sereines d' aspect et incomprenhensibles...Homere,
Rabelais, Michel-Ange, Shakespeare, Goethe, m' appairaiseent
impitoyables. Cela est sand fond, veertige..."
(1). En estas líneas, que rezuman admiración hacia Shakespeare
y hacia otros grandes artistas, Flaubert subraya el potencial
inagotable de sus creaciones, y define -en espléndida síntesis-
cuáles son esos rasgos que lo deslumbran.
Si pensamos en LA TEMPESTAD, nos sentimos tentados a afirmar que es un
ejemplo perfecto de la definición flaubertiana por su dialogo constante
entre arte y ensoñación, entre abismo y vértigo por un lado, y
luminosidad y calma por el otro. Bien conocida es la convergencia de las
más variadas fuentes en toda la obra de Shakespeare. No escapa a esto
la pieza de la que hablamos.
LA TEMPESTAD se nos
presenta entonces como una encrucijada intertextual en la que
se fusionan:
a) la commedia dell’arte, de la que se extrae la situación general (una intriga centrada en marinos naufragan en islas habitadas por un mago)
(2).
b) la HISTORIA DE NICÉPHORO DÁRDANO, perteneciente a la colección de narraciones
NOCHES DE INVIERNO de Antonio de Eslava, relato acerca de un rey destronado que se embarca
con su hija y la lleva a vivir a un palicio submarino en medio del océano. Astrana Marín, en su
estudio preliminar de las OBRAS COMPLETAS del dramaturgo inglés, señala la analogía de ambos
argumentos (3).
c) material histórico: el naufragio en la Bermudas de sir George Sommers en julio de
1609, descripto por el sobreviviente William Strachey, en una carta que circuló manuscrita.
d) elementos relacionados con América: adopción de una isla remota como escenario y ambiente de reminiscencias americanas,
inspirados indudablemente en la exploración del nuevo mundo. (4)
LA TEMPESTAD refleja la compleja y profunda cosmovisión shakesperiana a través
de numerosos rasgos. Uno de ellos reside en la arquitectura dramática, que superpone
diversos niveles de realidad en un vertiginoso juego especular. Los niveles se duplican y
contraponen, la realidad se mezcla con el sueño y la magia, con el espejismo y la mascarada. Pero no
nos detendremos en estos aspectos ya estudiados por tantos críticos. Nuestro objetivo apunta a resaltar en la obra la
interrelación que existe entre las reminiscencias americanas y los ecos de la
ideología de Montaigne. El elemento "indiano" aflora en varias facetas; hemos mencionado ya la insularidad y la ambientación y añadiremos a ésto los nombres de los personajes, que
de acuerdo con Astrana Marín Fernández Retamar (5) y otros estudiosos, fueron inspirados
a Shakespeare por versiones de viajes reales a nuestro continente que circulaban en Europa
en ese momento.
Por otra parte, la ideología de Montaigne impregna un famoso pasaje en que Gonzalo,
uno de los personajes, habla de las características de una "república
ideal". También ha sido ampliamente comentado el hecho de que el nombre de uno
de los principales personajes, Calibán, es el anagrama forjado por Shakespeare a partir de caníbal, término que
da precisamente al capítulo de los ENSAYOS de Montaigne que presenta, desde una admirativa, su visión
acerca del "hombre natural", y que constituye la fuente literaria del parlamento de Gonzalo.
Miranda y Ruy Díaz de Guzmán
En su prólogo a las OBRAS COMPLETAS, el crítico español Astrana Marín plantea
la hipótesis de que el nombre de Miranda en LA TEMPESTAD provenga -con alta probabilidad-
de la lectura por parte de su autor de RELACIONES sobre la conquista y colonización de América.
Como prueba de esto aduce que tal nombre hasta entonces sólo se conocía como apellido,
y que, por lo tanto, la elección shakesperiana podría estar vinculada a su conocimiento del
relato sobre Lucía Miranda tal como aparecía en los cronistas de la
época. Lucía Miranda es, en realidad, un personaje novelesco cuya supuesta existencia se debe
a Ruy Díaz de Guzmán.
Nacido en una fecha incierta entre la quinta y la sexta década del siglo XVI y
muerto en 1629, Díaz de Guzmán es considerado el cronista más importante del Río de la Plata y
el primer escritor nativo. Compuso una HISTORIA DEL DESCUBRIMIENTO Y CONQUISTA DEL
RÍO DE LA PLATA, -denominada por los historiadores de la época
colonial- LA ARGENTINA MANUSCRITA. Escribió sobre sucesos que vivió como guerrero en la conquista y población del Río
de la Plata sobre otros anteriores que le fueron relatados. Enrique de Gandía en su prólogo a la edición LA ARGENTINA
(6) enfatiza el hecho de que toda la vida del cronista transcurrió, a diferencia
de la de los otros, en estas tierras:
"Su libro refleja -dice- el pensamiento de un mestizo que ha aprendido todo lo que sabe entre indios y en selvas y desiertos".
Si bien la crítica ha hecho algunas salvedades a la fidelidad histórica del relato, en lo esencial
todos han seguido a Ruy Díaz de Guzmán. En sus crónicas se entremezclan con los recuerdos
personajes directos o indirectos, elementos legendarios como los
episodios de la Maldonada y de Lucía Miranda. El segundo, que es
el que nos interesa, será reelaborado en múltiples versiones tanto nacionales como
extranjeras. Ejemplo de ello son la tragedia SIRIPO de Lavardén, estrenada en 1789, hoy perdida y
el drama del poeta inglés Thomas Moore, MANGORA, KING OF T1MBUSSIANS OR THE
FAITHFUL CONFLICT, de 1718 (7). La insistencia en retomar el asunto revela la seducción que despierta esta leyenda indígena rioplatense. Se destaca
el carácter generador de la anécdota, ya que sienta las bases de un tema que va a tener una
fecunda descendencia en nuestra literatura: el de las cautivas. La
leyenda se nuclea en torno al amor del cacique Mangoré por Lucía Miranda,
esposa de Sebastián Hurtado, uno de los capitanes españoles del fuerte de Sancti
Spiritus, donde se sitúa el episodio. La tragedia surge cuando al intentar raptarla, Mangoré ataca
el fuerte y pierde la vida. A causa de ésto,
Siripo, hermano del cacique muerto, también enamorado de la española se la lleva consigo convirtiéndola en su cautiva.
Astrana Marín supone que Shakespeare bautiza a la hija de Próspero con
el nombre de Miranda pues conoce y recuerda esta anécdota, como anticipamos. A pesar de cierta imprecisión
en las fechas de composición de LA ARGENTINA -ya que Ruy Díaz compuso su obra al vaivén
de su vida de guerrero- y de la circulación en copia manuscrita de este texto, cabe suponer que
hipótesis del crítico español es factible; sobre todo si se tiene en cuenta el contexto en que se
inscribe. Nos referimos a la imagen de América; que se transparenta en toda la LA TEMPESTAD y
que percibimos en:
a) la ubicación espacial;
b) la inspiración en un hecho real (naufragio las islas Bermudas);
c) las secuencias
escénicas que evocan anécdotas habituales de exploración como la recepción de
extranjeros como dioses y su ofrecimiento de licor a los nativos (ver acto II,
esc. 2, donde Calibán se ofrece para servir a Trínculo y a Esteban después
de haber probado el vino que le dieron);
d) el personaje de Calibán, generador de infinidad de interpretaciones;
e) la alusión al dios patagónico Setebos.
Con respecto a esto último dice Juan José Saer en el EL Río SIN
ORILLAS:
"Los primeros testimonios sobre los indios del sur remontan a las MEMORIAS de
Pigafetta, cronista de Magallanes, y encontramos los ecos hasta en THE TEMPEST de
Shakespeare: he could command my dam’s god Setebos".
Calibán habla aquí de Setebos; el dios de su madre, descripto en los VIAJES de Magallanes como el diablo mayor de los Patagones que, de acuerdo con Astrana Marín, Shakespeare habría leído
en el original o en inglés en HISTORY OF TRAVAYLE (1577) de Robert Eden, relación en la que aparecen también los nombres de
Ferdinando, Sebastián, Alonso y González (que, ligeramente deformado,
daría Gonzalo).
Montaigne y el reino del revés
Ante la angustia de Alonso, que cree haber perdido a su hijo, el bondadoso consejero Gonzalo trata de
distraerlo, describiendo su concepción de una república ideal, verdadero
"reino al revés", sin comercio ni letras ni ocupaciones ni vicios...
El discurso en cuestión está tomado literalmente del capítulo "De
los caníbales" de los ENSAYOS de Montaigne (8), de la traducción al inglés de
Giovanni Florio. Esto ha sido reconocido por todos los comentaristas desde Capell (1767) en
adelante. En 1846 el crítico Philarete Chasles, citando el pasaje de LA TEMPESTAD, declara
encontrar huellas de Montaigne "en cada rincón, en HAMLET, en OTELO, en
CORIOLANO". Y hay toda una serie de escritores que señalan que la influencia del ensayista francés en Shakespeare
fue más allá del fragmento arriba citado. John M. Robertson toca este tema en su obra
MONTAIGNE AND SHAKESPEARE (9) y después de un minucioso análisis,
concluye que existe una comunidad de pensamiento entre ambos y una deuda del más joven
hacia el mayor. Pero afirma que, en sus últimas obras, Shakespeare aventaja en
profundidad al pensador cuya lectura lo ha incitado a filosofar.
En "De los caníbales" Montaigne aborda la oposición entre civilización y naturaleza desde una perspectiva
utópica (10), tesis que comparten algunos de sus contemporáneos. Sin
embargo según Fernández Retamar (11), Shakespeare expone -conciliándolas- dos visiones de
lo americano aparentemente opuestas:
a) la del habitante
paradisíaco de un mundo utópico, puesta en boca de Gonzalo, representante del humanismo
renacentista;
b) la del bárbaro
"caníbal" que hay que exterminar o colonizar, encarnado en el personaje Calibán, que ha derivado en un complejo
símbolo.
Ya Robertson sostenía que el dramaturgo presenta la visión idealizada de lo natural refundada
irónicamente, posición que sustenta también el autor contemporáneo Charles Boyce
(12) quien puntualiza la diferencia entre la postura de Montaigne y la de Shakespeare.
Conclusiones
Hemos querido acercarnos a ciertos rasgos específicos de LA TEMPESTAD, una de las
obras consideradas como testamento espiritual de Shakespeare por algunos críticos.
En el transcurso de este trabajo, hemos interrogado al texto en cuanto a su particular modalidad de asimilación de fuentes
literarias eligiendo de entre ellas dos que conllevan un especial significado: Montaigne y Ruy
Diaz de de Guzmán. Un ensayista francés del Renacimiento y un cronista
de Indias, primer escritor oriundo de estas tierras. Consideramos que entre ellos
sentaba una suerte de diálogo, de contrapunto: Montaigne como portavoz de la admiración hacia el "hombre natural", y Ruy Díaz
de Guzmán representante de lo maravilloso americano, vienen a ensamblarse en la obra de
Shakespeare, proyectando un sorprendente dibujo. Si tuviéramos que definirlo retóricamente, diríamos que es un quiasmo. ¿Por qué? Porque el
cronista nativo mira hacia el Viejo Continente, mientras que el escritor europeo contempla ese
Nuevo Mundo a través de la admiración. La especularidad barroca -dice Serpieri
(13)- de la que Shakespeare es un extraordinario intérprete, es la cifra
de una época que descubría dolorosamente, con Montaigne, que la
contradicción es la verdad.
La relación entre el intento de violación y rapto de Miranda por parte de Calibán podría
indicarse -y esto es sólo una hipótesis- como una suerte de duplicación, de reflejo del rapto de
Miranda perpetrado por Mangoré y Siripo. Y la tríada Próspero, Miranda, Calibán,
repetiría características de la relación entre los capitanes españoles, Lucía Miranda y los caciques
indígenas.
Se trata de una lectura posible, propuesta a partir de una red de significaciones que surge del mismo y de sus
interpretaciones críticas. Terminaremos con palabras del genial dramaturgo que,
autorreferencialmente, remiten a la sutileza y variedad de su obra, a la vez que
en la condición humana:
"Estamos tejidos de idéntica tela que los sueños" (14). (*)
(*)
Fuente:
Ana María Rossi de Borghini, Montaigne y Ruy Díaz de Guzmán,
en Peregrinaciones de Shakespeare en la Argentina. Testimonios
y lecturas de teatro comparado, Jorge Dubatti compilador,
Buenos Aires, Centro Cultural Ricardo Rojas, Universidad
de Buenos Aires, 1996, pp. 119-123.
Citas:
(1)
Gustave Flaubert, Correspondance lll, 322-323, citado
por Leo Spitzer, Critica etilistica e semantica storica,
Roma-Bari, Editorial Laterza, 1975.
(2)
Charles Boyce, Shakespeare, A to Z, New York, Bantam
Double Day Dell Ed., 1991.
(3)
Luis Astrana Marín, "Estudio preliminar" a William
Shakespeare, Obras completas, Madrid, Aguilar, 1972.
(4)
Cfr. los datos ofrecidos al respecto por Astrana Marín y
Charles Boyce en las obras citadas.
(5)
Roberto Fernández Retamar, Calibán. Apuntes sobre la
cultura de nuestra América, Buenos Aires, Editorial
La Pléyade, 1973.
(6)
Ruy Díaz de Guzmán, La Argentina, Buenos Aires, Espasa-Calpe,
1945.
(7)
Arturo Berenguer Carisomo, Estudio preliminar a José
Zorilla de San Martín, Tabaré, Buenos Aires, Editorial
Abril, 1982.
(8)
M. E.de Montaigne, Ensayos completos, Barcelona,
Editorial Iberia, 1973.
(9)
John M. Robertson, Montaigne and Shakespeare, Londres,
The University Press, 1897.
(10)
R. Bruckberger, Image of America, New York, The Viking
Press, 1959.
(11)
Cfr.nota 5.
(12)
Cfr. nota 2.
(13)
A. Serpieri, I Sonetti dell' inmortalitá, Milano,
Bompiani, 1975.
(14)
La tempestad, Acto lV., Esc.1.
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